Desnutrición infantil en el Cesar: una crisis creciente que exige acciones urgentes

El departamento del Cesar enfrenta una alarmante crisis de desnutrición infantil, que se ha intensificado durante el 2025. Hasta el 2 de julio, se han confirmado 512 casos de desnutrición aguda moderada y severa en niños menores de cinco años, lo que representa un aumento del 4 % frente al mismo periodo del año anterior, según cifras del Sistema de Vigilancia en Salud Pública (Sivigila).
Esta cifra posiciona al Cesar como la octava entidad con más casos a nivel nacional, reflejando la magnitud de un problema de salud pública que golpea con fuerza a la infancia más vulnerable del departamento.
El panorama no es uniforme en todo el Cesar. Algunos municipios presentan aumentos desproporcionados, que encienden las alertas. Curumaní, por ejemplo, pasó de 1 a 12 casos, un incremento del (1.100 %). Le siguen Pailitas (133 %), La Paz (125 %), El Paso y Tamalameque (117 %), y Río de Oro, que duplicó sus casos.
Valledupar, la capital del departamento, no escapa a la crisis: los casos pasaron de 108 en 2024 a 144 en 2025, lo que representa uno de los incrementos más altos en términos absolutos.
El análisis de los datos revela que el 92 % de los menores afectados pertenecen al estrato socioeconómico 1, y el 94 % están afiliados al régimen subsidiado de salud, lo que evidencia una estrecha relación entre la desnutrición y las condiciones estructurales de pobreza, inequidad y acceso limitado a servicios.
Además, uno de cada cinco niños diagnosticados presenta reincidencia, lo que refleja fallas en el seguimiento y tratamiento efectivo. Son 108 niños que, pese a ser detectados previamente, continúan en condición de desnutrición aguda.
Desde la Secretaría de Salud del Cesar, la titular Georgina Sánchez atribuye parte del aumento de casos a una mayor capacidad de detección, especialmente en zonas rurales e indígenas. Sin embargo, advierte que persisten serias barreras para la atención, como la falta de asistencia a controles médicos, el aislamiento geográfico, y dificultades de idioma y documentación en comunidades de la Sierra Nevada y la Serranía del Perijá.
La IPSI Wintukwa, en su informe de gestión 2024, ratifica que las barreras culturales y la desconfianza hacia el sistema de salud limitan el acceso oportuno a los servicios nutricionales.
Ante esta compleja realidad, la Secretaría de Salud departamental ha puesto en marcha un programa de revisión semanal de casos, articulando EPS, autoridades locales, y médicos tradicionales indígenas, con el objetivo de mejorar el seguimiento y la aceptación comunitaria.
Estas estrategias buscan integrar los saberes ancestrales con el sistema médico convencional, un paso clave para aumentar la efectividad de las intervenciones en territorios étnicos y rurales.
Pese a las estrategias departamentales, preocupa que en municipios clave como Valledupar, que concentra gran parte de los casos, las autoridades no han respondido a solicitudes de información sobre las medidas adoptadas ante el incremento de la desnutrición.
