El caso de “Sister Hong” sacude al mundo: una estafa digital con más de 1.600 víctimas en China reabre el debate sobre privacidad y consentimiento

Desde China, un caso insólito ha generado revuelo internacional y ha encendido las alarmas sobre los límites del engaño digital y la protección de la privacidad en internet. Se trata de Jiao Moumou, un hombre cisgénero de 38 años que, durante 4 años, se hizo pasar por una mujer en plataformas de citas bajo el alias de “Sister Hong”.
Con peluca, busto falso, maquillaje, filtros digitales y modificadores de voz, Jiao construyó una identidad femenina ficticia con la que logró atraer a más de 1.600 hombres a su apartamento. Allí, sin consentimiento, grababa los encuentros íntimos y vendía el material en plataformas para adultos, acumulando millones de visualizaciones y ganancias.
Fue capturado el pasado 5 de julio y enfrenta cargos por distribución ilegal de contenido sexual, violación de la privacidad y uso indebido de imagen.
El caso ha causado indignación no solo en China, sino también en América Latina, incluidos países como Colombia, donde ha sido ampliamente comentado en redes sociales y medios. También ha desatado un debate global en torno al consentimiento digital, el uso de la imagen sin autorización y la responsabilidad de las plataformas.
Además, activistas y voces de la comunidad LGBT+ han alzado su voz para diferenciar este tipo de fraudes personales de las identidades trans, que nada tienen que ver con este tipo de engaños. La historia de “Sister Hong” pone sobre la mesa una discusión urgente: ¿estamos realmente protegidos frente a los nuevos rostros del fraude en la era digital?
